Entrevista a Carlos Otero, Director Financiero de Fundación Humana

"En 2020, el ICO nos ha permitido mantener el empleo"


En España cada ciudadano desecha cada año entre 20 y 30 kg de textil, según datos del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico. Aunque es una cifra elevada, en España anualmente se recogen sólo 110.000 toneladas de textil, lo que apenas representa el 11% del residuo total que se genera. 

Humana Fundación Pueblo para Pueblo opera en España desde 1987 y trabaja para proteger el medio ambiente a través de la reutilización del textil y mejorar las condiciones de vida de las comunidades en vías de desarrollo, tanto a nivel nacional como internacional. En síntesis, Humana alarga la vida útil de la ropa y lleva a cabo programas de cooperación en países en desarrollo.


Actualmente su trabajo en España es posible gracias a los 5.000 contenedores para la recogida de ropa usada que están a disposición de los ciudadanos gracias a los acuerdos de colaboración establecidos con 1.500 ayuntamientos, entidades y empresas. Además, cuentan con 44 tiendas de venta de ropa de segunda mano: 20 en Barcelona y su área metropolitana, 22 en Madrid, 1 en Sevilla y 1 en Granada. Este proceso genera 550 empleos en nuestro país.

La actividad de Humana contribuye a crear un mundo más sostenible desde una doble dimensión: facilitar el progreso económico y social de las comunidades más desfavorecidas del planeta y promover la economía circular.

El Instituto de Crédito Oficial ha facilitado apoyo financiero a Humana desde 2009 y en sucesivas ocasiones a lo largo de su historia, para poder llevar a cabo su actividad. El ICO es un referente en la financiación a empresas, especialmente pymes y autónomos, y a otras instituciones, prestando especial interés a proyectos sostenibles.

Para conocer más de cerca la Fundación, su actividad y sus proyectos, hablamos con Carlos Otero, Director de Administración y Finanzas.


¿Cómo nació Humana Fundación Pueblo a Pueblo y cuál ha sido su trayectoria hasta la actualidad?

Humana nació en Barcelona, en 1987, como asociación. Los objetivos en esa primera etapa eran similares a los actuales: por un lado, recoger ropa usada con el fin de prepararla para su reutilización y con ello favorecer la protección del medio ambiente; y, por otro, llevar a cabo programas que contribuyeran a la lucha contra la pobreza. Los inicios fueron modestos: recuperábamos ropa mediante contenedores de madera y contábamos con una pequeña tienda. Pero ya desde el inicio se demostró que el modelo funcionaba y que ayuntamientos, empresas y ciudadanía creían firmemente en él.

En 2008 comenzamos un proceso que desembocó en 2010, con la transformación de la asociación en Fundación, una figura jurídica más acorde con nuestros fines y objetivos. Este cambio, además, coincidió con el inicio de una etapa de expansión, profesionalización y modernización de la entidad para consolidarse como uno de los referentes en gestión de textil usado.

¿Cuáles son las principales áreas de actuación y los principales proyectos llevados a cabo por Humana?

Por un lado, todo lo que tiene que ver con la protección del medio ambiente: recuperación de textil usado, preparación para su reutilización y comercialización de la ropa, generando con todo ello empleo verde, promoviendo la moda sostenible y la economía circular. Por otro, nuestros programas sociales: a nivel internacional llevamos a cabo proyectos de desarrollo en África, América Latina y Asia, relacionados con la educación, la agricultura, el desarrollo comunitario y la salud. En España, promovemos acciones de apoyo local, agricultura urbana y sensibilización.

Aunque a priori pueden parecer líneas de trabajo muy dispares, no lo son: la gestión del textil nos permite generar fondos para los programas sociales y para asegurar la sostenibilidad e independencia de la entidad.

¿Cuáles son los principales datos de la actividad de Humana en España (donación, recuperación, ahorro de CO2…?

En 2020 recuperamos 16.270 toneladas de textil usado, gracias a la colaboración de 2,3 millones de donantes. 9 de cada 10 prendas que preparamos para su reutilización el año pasado tuvieron una segunda vida, a través de su reutilización o reciclado.

La gestión sostenible del textil recuperado permitió dejar de emitir 51.560 tn de CO2 a la atmósfera, contribuyendo con ello a la lucha contra las consecuencias del cambio climático.

¿Qué valoración hace de la evolución del mercado de ropa de segunda mano en España y la sensibilización de los ciudadanos ante los retos de la economía circular?

El año 2020 representa un antes y un después en términos de moda y sostenibilidad: consumidores, marcas, proveedores y legisladores parece que han comprendido que el impacto de la industria textil sobre el medio ambiente supera todos los límites permisibles y que es necesario actuar.

En este contexto, la moda de segunda mano es vector clave en esta senda hacia un modelo más racional. El consumidor acumula un gran poder y una enorme capacidad de mejorar el sistema con sus decisiones diarias: qué compra, por qué lo compra, qué impacto ambiental y social tiene lo que compra.

Y ahí incide sin duda la moda secondhand, la reutilización y, por consiguiente, la prevención de residuos. Parece claro que el artículo más sostenible –sea ropa o cualquier otro– es el ya fabricado.

La economía circular es uno de los ejes sobre los que se basa el European Green Deal. Y ahí, la moda y la industria textil tienen mucho que decir, sobre todo también porque el ciudadano se muestra cada vez más concienciado con el impacto ambiental del modelo actual y reclama nuevas fórmulas en favor de la sostenibilidad.

La industria textil es una de las más contaminantes del mundo y además el textil es el residuo con mayor potencial de reaprovechamiento. A pesar de ello, en España anualmente se recoge solo el 11% del residuo total que se genera. ¿Qué medidas cree que serían necesarias para que ese porcentaje se incrementase?

En 2025 la recogida selectiva de textil será obligatoria en todos los municipios de la Unión Europea. Es decir, todos los ayuntamientos europeos deberán tener implementado dentro de su plan de gestión de residuos la recogida separada de ropa y calzado. Ello permitirá elevar el número de contenedores en la calle y, con ello, las cifras de recogida y ese porcentaje del 11% actual.

Al mismo tiempo, es necesario trabajar en campañas de sensibilización y educación ambiental para que el ciudadano entienda los beneficios que tiene para el planeta depositar el textil que ya no necesita en el contenedor apropiado y la compra de artículos de segunda mano cómo fórmulas para impulsar la prevención de residuos.

La crisis de la COVID-19 ha afectado considerablemente al sector del comercio minorista. ¿Qué ha supuesto esta crisis en la actividad de Humana? ¿De qué forma le ha afectado?

La pandemia supuso la ralentización y/o paralización de la actividad económica a escala nacional y mundial y un auténtico crash en el mercado global de ropa de segunda mano.

El sector se enfrentó a una tormenta casi perfecta, al ver congelada su fuente habitual de recursos: la venta de ropa a través de tiendas secondhand y su comercialización al por mayor en los mercados internacionales. En el caso concreto de Humana, representó el cierre durante más de dos meses de las plantas de preparación para la reutilización y de su red de tiendas, lo que desembocó en un ERTE para el 85% de la plantilla, que afortunadamente quedó atrás hace ya varios meses.

Tras una primera etapa de incertidumbre y de puesta en marcha de las medidas financieras, organizativas y estratégicas apropiadas, la situación actual de la Fundación invita a cierto optimismo. El equipo, desde la alta dirección al personal de base han hecho un trabajo excelente todos estos meses en pro de asegurar la sostenibilidad de la entidad.

En 2009 se inicia vuestra relación con el ICO con una operación de financiación a través de las Líneas ICO de Mediación. ¿A que habéis destinado la financiación del ICO y en qué medida ha facilitado vuestra actividad?

Los instrumentos puestos a nuestro alcance por el ICO han supuesto la confirmación de que son una pieza clave en la capacidad de reacción de la política económica.

En 2020, el ICO nos ha permitido mantener el empleo y cumplir con nuestras obligaciones financieras y el pago a proveedores, la mayor parte de los cuales, además, han colaborado con nosotros flexibilizando plazos y cantidades. Todo ello, unido a nuestra capacidad de reacción, al esfuerzo del equipo y a un plan de viabilidad a 2-3 años restrictivo en gastos, nos ha permitido mantenernos a flote, reforzarnos y pensar en el futuro con cierto optimismo.

¿Cuáles son los planes y previsiones de futuro de Humana? 

Tras unos meses en los que nos hemos visto obligados reducir nuestra red de tiendas y a optimizar nuestros recursos para asegurar la sostenibilidad de la entidad y el mantenimiento del empleo, si la situación sanitaria y socioeconómica se mantiene estable, 2022 debe ser el año en el que recuperemos la senda del crecimiento. El mantra de que ‘de esta crisis salimos más fuertes’ ha marcado nuestras decisiones estos últimos meses. Si todo va bien, dicho mantra se cumplirá.

El sector de la recuperación del textil vive un momento de plena ebullición, teniendo en cuenta los objetivos UE en materia de reutilización y reciclado, el horizonte 2025 del que hablaba anteriormente y la Ley de Residuos y Suelos Contaminados, actualmente en plena tramitación parlamentaria, y la inminente llegada del Sistema Colectivo de Responsabilidad Ampliada del Productor (SCRAP). 

Todos estos elementos nos permiten ser optimistas y, a la vez, exigentes con nosotros mismos, para afrontar con garantías los retos que tenemos por delante.